viernes, 27 de septiembre de 2013

Renunciar puede ser para cualquiera, en cualquier momento, lo más difícil.

Renunciar es aceptar el fracaso pese a todos nuestros esfuerzos. Renunciar es perder y perder nunca se nos dará bien. 

No se puede cruzar el mar simplemente mirando el agua. No importa lo que sintamos o sepamos, si no actuamos no hay vida.  No importa si entendemos el compromiso, el coraje y el amor porque siempre saber es hacer. Es necesario arriesgarnos  y apostarlo todo por algo o por alguien.  Es necesario confiar, amar hasta que no haya vuelta atrás; hasta el punto de no saber dar menos porque con el tiempo aprendemos que perdonar o pedir perdón, decir que amas, que extrañas, que necesitas ya no tiene  ningún sentido ante una tumba.     

Todo en esta vida es pasajero, cualquiera que sea nuestra realidad cambiara con el tiempo, pues  pese a todo lo demás; la vida continua.   Si usamos nuestra inteligencia sabremos como lograr que todo cambie y marche para mejor.   Lo importante es todo lo que se ha aprendido y lo que queda por aprender. Hay cosas que jamás olvidas, hay personas que se quedan eternamente en el cuerpo y en el alma.  Algunos dicen que aguantar es lo que hace a uno fuerte, algunas veces es dejar ir. 

Hemos de encontrar lo que nos haga feliz primero en el espejo y después en otros ojos.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario