lunes, 14 de abril de 2014

Ella no buscaba a nadie, quizás por eso lo encontró.

Darte cuenta que no has aprendido también es aprender; por eso, en muchas ocasiones lo que nos desvía también nos guía. Me doy cuenta que maduramos cuando nos asustan más las certezas que las incertidumbres, cuando ya no le  tenemos miedo a volvernos tan extraños que tengamos que conocernos otra vez, mejor y más. Maduramos cuando dejamos de luchar contra lo que nos hace bien y cuando entendemos que el otro es otro y a veces también es uno y a veces no tiene nada que ver con uno.  Maduras cuando te das  cuenta que si no eres la protagonista de tu propia película, no puede existir una historia; eso  también cuenta como crecer.

Más que personas que nos acompañen en nuestro dolor hacen falta personas que nos alejen de el; eso podrías  ser  tú y todo ese mundo que me has cambiado. 

La vida es ahora y es ahora el momento de vivir, de elegir. Elegir a quien dejar ir, donde quedarse, que camino tomar. Elegir ser feliz; porque es fácil y el truco está simplemente en descubrir los milagros cotidianos. No tenemos elección, pero de todas las probabilidades nos tocó la mejor: elegir el sentido. 
Dejemos que lo cierto sea lo que imaginamos, yo me imagino a tu lado siempre, por ejemplo.